El consumo de grandes peces como el pez espada, el atún o el marrajo, ha sido objeto de preocupación debido a la presencia de metales pesados, como el mercurio, en estos animales marinos. Sin embargo, es importante comprender que la ciencia proporciona una perspectiva más matizada sobre este tema y demuestra que el consumo moderado de este pescado no es tan nocivo como se cree.

Es cierto que los grandes peces predadores de la cadena alimentaria marina pueden acumular mayores niveles de metales pesados en su organismo, especialmente mercurio. Este metal es un contaminante que se encuentra en el medio ambiente debido a actividades humanas como la quema de combustibles fósiles o la minería.

Cuando los peces consumen presas más pequeñas que contienen trazas de mercurio, este metal se acumula gradualmente en sus tejidos. Por lo tanto, es comprensible que se haya generado preocupación en torno al consumo de pescados de gran tamaño como el marrajo, el atún o el pez espada. Sin embargo, es importante destacar que para sufrir daños en el organismo, la ingesta de este tipo de pescado debería de ser muy alta por lo que los beneficios nutricionales del consumo de pescado superan los riesgos asociados con los metales pesados. Además, el pescado sigue siendo una alternativa saludable a la carne y supone un menor impacto medioambiental.

Hay que recordar que el pescado es rico en proteínas de alto valor biológico, yodo, selenio, calcio y vitaminas A y D, así como en ácidos grasos omega-3, necesarios en una dieta saludable, que tienen efectos positivos en la salud cardiovascular y cerebral.

Recomendaciones nutricionales

El mercurio en pescados no desaparecerá, porque aunque se deje de usar en procesos de fabricación y productos como establece la normativa europea, y esto reduzca su contaminación para los pescados que lo bioacumulen, al fin y al cabo está también presente de forma natural en la corteza terrestre, y esto afecta a la cadena trófica.

Sin embargo, los investigadores aseguran que esto no es en absoluto motivo para temerlo y dejar de incluirlo en nuestra dieta, al contrario, la ciencia ha demostrado que la cantidad de mercurio presente en estos pescados generalmente no alcanza niveles perjudiciales para la salud, siempre y cuando se sigan las pautas de consumo seguro establecidas por las autoridades sanitarias.

Estas pautas recomiendan el consumo de peces depredadores una o dos veces por semana, especialmente para grupos de mayor sensibilidad, como mujeres embarazadas, lactantes y niños pequeños. Al seguir estas recomendaciones, se puede disfrutar de los beneficios nutricionales del pez espada sin preocupaciones sobre la exposición al mercurio.

Además, cabe destacar que otros factores en la dieta y el estilo de vida pueden influir en la forma en que nuestro cuerpo maneja los metales pesados. Seguir una dieta equilibrada y variada, rica en frutas, verduras y otros alimentos nutritivos, puede ayudar a contrarrestar los posibles efectos negativos del consumo de metales pesados en el pescado.